UNA OPORTUNIDAD FORMATIVA
Esta situación que estamos pasando se convierte en una gran oportunidad para aprender a vivir la cotidianidad de una manera diferente, buscando minimizar las angustias que se generan logrando que cada vivencia sea no solo un beneficio formativo para nuestros niños, niñas y jóvenes sino también un aprendizaje para nosotros los adultos.
Es una oportunidad para:
– Desarrollar autonomía en los niños, niñas y jóvenes que deben entender la solidaridad familiar para que los padres puedan seguir trabajando, como la “solidaridad planetaria” (Padre Pereson), porque cada uno debe dar lo mejor de sí por los demás y sentir compasión por aquellos que tienen menos posibilidades para afrontar esta coyuntura.
– Asignar oficios y responsabilidades incluso para los niños más pequeños, porque la casa es de todos.
– Dar a conocer de manera pedagógica la situación mundial y favorecer las opiniones y la imaginación de los pequeños en búsqueda de soluciones.
– Aprender a vivir la cotidianidad de una manera distinta y entender que la casa es un lugar de protección, el más dulce por cierto.
Es un momento para:
– Orar en familia en la mañana y noche, agradeciendo el nuevo día y ofreciendo los cambios como una oportunidad.
– Acatar responsablemente y de buen agrado los lineamientos y directrices emanados de las entidades gubernamentales y de salud.
– Cumplir con las obligaciones académicas.
– Fortalecer la lectura diaria.
– Levantarse temprano y seguir las rutinas de aseo y organización.
– Establecer un horario de estudio.
– Regular la tecnología.
– Jugar en familia.
– Escuchar música.
– Ver películas y documentales.